Con los años confirmo que no siempre se está preparado para leer un libro, escuchar un disco o descubrir un artista. Cada uno de ellos tiene su momento y a veces... nunca llega. Tardé años en prestarle atención a Madame Bovary, más aún en leer El Principito (que siendo niña me parecía un tostón y ahora me encanta), y varios años en la facultad de periodismo en escuchar a Jorge Drexler.
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