He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: no se ve bien sino con el corazón; lo esencial es invisible para los ojos...
martes, 25 de noviembre de 2008
Toca otra vez viejo perdedor...
Esta es la historia de un sábado
de no importa qué mes y
de un hombre sentado al piano
de no importa que viejo café.
Toma el vaso y le tiemblan las manos
apestando entre humo y sudor
y se agarra a su tabla de náufrago
volviendo a su eterna canción.
…
Toca otra vez viejo perdedor
haces que me sienta bien
es tan triste la noche que tu canción
sabe a derrota y a miel.
Cada vez que el espejo de la pared
le devuelve más joven la piel
se le encienden los ojos
y su niñez viene a tocar junto a él.
Pero siempre hay borrachos con babas
que le recuerdan quién fue
el más joven maestro al piano
vencido por una mujer.
…
Ella siempre temió echar raices
que pudieran sus alas cortar
y en la jaula metida la vida se le iba
y quiso sus fuerzas probar.
No lamenta que dé malos pasos
aunque nunca desea su mal
pero a ratos con furia golpea el piano
y hay algunos que le han visto llorar.
…
Toca otra vez viejo perdedor
haces que me sienta bien
es tan triste la noche que tu canción
sabe a derrota y a miel.
El micrófono huele a cerveza
y el calor se podría cortar
solitarios, oscuros, buscando pareja
apurándose un sábado más.
Hay un hombre aferrado a un piano
la emoción empapada en alcohol
y una voz que le dice; pareces cansado
y aún no ha salido ni el sol.
…
Toca otra vez viejo perdedor
haces que me sienta bien
es tan triste la noche que tu canción
sabe a derrota y a miel.
Buenas noches.
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